sábado, 13 de septiembre de 2014

Premios Donostia, anécdotas del reconocimiento más deseado


Cada año el Festival de San Sebastian concede uno de los premios más importantes del panorama internacional cinematográfico: El Premio Donostia. Desde 1986, que lo recibió el actor Gregory Peck, han sido muchos los galardonados y muchas las anécdotas que han acompañado a los implicados.

Precisamente, en esta edición, se presenta en la sección Zabaltegi el documental "El último adiós de Bette Davis", que recuerda el paso de la actriz por el Festival en el año 1989 y que originó lo que se llamó la maldición del Premio Donostia. Poco después de recibir este reconocimiento falleció en París de un cáncer de pecho (ironía del destino: recogió la estatuilla fumando un cigarro).

Desde entonces, la mala suerte sobrevoló al galardón. Anthony Perkins, que siempre perdurará en nuestra memoria por "Psicosis", fallecía por SIDA tan sólo un año después de recoger el premio. Algo parecido le sucedió en 1994 a Lana Turner aunque a ella ya la habían diagnosticado el cáncer y no sorprendió que falleciera unas semanas después.

Quizás el colmo de la maldición llegó en 2001 cuando ninguno de los Premios Donostia pudieron acudir a San Sebastián. El atentado del 11-S impidió que se acercaran Warren Beatty y Julie Andrews, y Paco Rabal nos dejaba apenas unos días antes de la Gala de entrega.


Pero no nos quedemos en los malos recuerdos. También hay anécdotas divertidas entre los premiados. Glenn Close canceló la reserva que tenía en un restaurante de la ciudad porque comentó que prefería "irse de pintxos" y rodearse de la gente donostiarra y Vanessa Redgrave cuentan que le hizo tanta ilusión este premio que invitó al público a cantar "Imagine" de John Lennon.

San Sebastián no sólo ha triunfado entre los Premios Donostia por su fabuloso festival, también por su maravillosa gastronomía. Muchos recuerdan cómo en 1987, el galardonado Glenn Ford, después de una noche de fiesta decidió que no cogía el avión de vuelta y la organización se las vió y deseó para convencerle de que el Certamen había concluído y no podían mantenerlo en la ciudad. Más gracia les debió de hacer Willen Dafoe, premiado en 2005, que, tras unos vinitos, vió el Cristo del monte Urgull y dijo "aquí sí que sabéis promocionar una película" pensando que era atrezzo de su film "La última tentación de Cristo".

Aunque todos matarían por un premio así, hay algunos que quizás no lo valoraron demasiado. Francis Ford Coppola vendió su premio Donostia de 2002, en esa época de oro macizo, para conseguir fondos para un nuevo proyecto. Y Jack Lemmon fue continuamente tentado por el director del Festival Diego Galán, pero nunca sacó tiempo para venir. De hecho, este director tituló sus memorias "Jack Lemmon nunca vino a cenar aquí".


Muchas curiosidades que se seguirán alimentando año tras año, grandes personalidades que nos seguirán sorprendiendo por las calles donostiarras bien dando un paseo matinal por la playa de Ondarreta como Hugh Jackmann, bien comprando melocotones en la frutería como Francesc McDormand ó bien apareciendo sin previo aviso en una moto a altas horas de la madrugada como Michael Fassbender.

Todo es posible en San Sebastián, y por eso nos encanta!

José Daniel Díaz

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